sábado, 10 de marzo de 2012

Crónicas de Guaribe

Crónicas de Guaribe
Msc. Soraya González Rojas
Correo electrónico Gabana64@hotmail.com

     La crónica del día de hoy la dedicaré a una fiel representante  de nuestra tradición e identidad nacional: se trata de  la muñeca de trapo, la cual  fue el juguete predilecto de las niñas hasta un poco más de mediados del siglo pasado, con él representaban los roles familiares con los juegos de papá y mamá y desarrollaban un sentido de pertenencia por ser elaboradas por las propias niñas, sus mamás o abuelas, lo que le daba un toque de reliquia valiosa y se convertían en la fiel compañera manteniéndola siempre a su lado.
 Con una muñeca de trapo se percibe las cosas sencillas, tiernas y delicadas del entorno que nos rodea, esto debido al carácter artesanal que posee la misma

     En mi trabajo cultural hago dos tipos de cosas que en realidad no están separadas; podría decir que son como dos grandes renglones o visiones. Está todo lo que tiene que ver con la danza, con la música, el teatro, las artes visuales, fotografía y la misma poesía, que también está metida por ahí; en estas actividades, la temática que intento desarrollar está determinada por una visión de resistencia y lucha en contra de las perversiones del sistema capitalista; pero lo hago de una forma más sutil, más representativa. Con el tambor, con la danza yo resisto, igual con una cámara en la calle y con la poesía y la palabra, pero es una resistencia subjetiva, simbólica. Pero hay otro espacio, más de contacto con la comunidad, que es el trabajo con los papagayos, con los juguetes de madera, con las muñecas de trapo, con los trompos, zarandas, gurrufíos,  en el cual esa lucha y esa resistencia son más frontales, más concretas. 
     El rescate de los juguetes tradicionales es un enfrentamiento con el sistema capitalista consumista. Una muñeca de trapo está enfrentada directamente con las de plástico. Cuando nosotros elaboramos alguno de esos juguetes, estamos en un sistema de resistencia, de una cultura frente a la contracultura (que es la capitalista), la que nos ataca a nosotros. El juguete elaborado con tus propias manos, en comunidad, es una representación concreta, es un objeto concreto, palpable, que está allí, que se impone y resiste y que triunfa además. Estamos en pleno siglo XXI y todavía hacemos papagayos, trompos, perinolas, jugamos metra y todavía hacemos muñecas de trapo. O sea, que la batalla se está dando y la estamos ganando. 
— ¿Cómo se engancha lo que haces con el momento actual?
—Se engancha a través de la esperanza, de la posibilidad de algo. Para mí, el proceso bolivariano es una gran posibilidad de posibilidades, está todo el camino abierto para la transformación, y en ese andar estamos nosotros también, impulsando la transformación, la posibilidad de resistir, de crear, de tener esperanza, de soñar, tanto en lo personal como en lo colectivo y en lo cotidiano también; porque la lucha y el andar cultural es cotidiano, no puede ser de otra manera.
     En mi pueblo, San José de Guaribe, la muñeca de trapo ha sido el juguete preferido de muchas generaciones. Dentro de los relatos recogidos por su gente, se menciona a la Negra Nicolasa como hacedora de sueños con estas muñecas de trapo, también recuerdo y conservo aún las muñecas de trapo de mi abuela Áurea Luz Rojas, quien con sus hermosas manos, creaba para sus hijas y nietas, un mundo maravilloso e imaginario a través de las mismas. Las elaboraba de perfectos coloridos, con sus camisones lagos, sus senos y pantaloncillos debajo del camisón y un especial estilo al decorar sus ojitos, nariz y boca y ni hablar de la cabellera.
     En la actualidad, una de las personas que conserva esta linda tradición, es mi prima Noemí Artílez Rojas, quien doblando y desdoblando telas de flores, de cuadros y rayas, construye faldas de amor que acarician  las mejillas sudadas de chocolate de las niñas de ojitos reilones. Niñas que comprenden como nadie el mundo de las poseías que duerme en la barriga cuadrada de las muñecas de trapo. Y lo más importante, es que ella ha transmitido estos conocimientos a otras artesanas de este pueblo, que creen  en la vigencia de unas muñecas de trapo. En la muñeca negrita que con sus pelos rulos y su media boca de luna abre sorprendida las ventanas ovaladas donde guarda la alegría de sus ojos, también en la blanquita cuyo camisón es muy rizado en la cintura y sus senos muy grandes y además en su carita muestra una expresión de felicidad que la hace verse muy humana. 
     Quienes han tenido la dicha de recibir una muñeca de trapo hecha con amor, olor y dolor de abuela, comprenden las emociones que se sienten y comparten el capricho de una jovencita que pide como adorno central de su fiesta una vieja muñeca de trapo.


Vivan las muñecas de trapo!!!!
 Las muñecas de trapo de Noemí


Noemí Artílez haciendo sus muñecas de trapo.

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